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VOLVER A SER UN PAÍS
PRODUCTIVO

Alberto Held F.
Expresidente de la Cámara Petrolera de Venezuela
Alberto Held F.
“Ser un país productivo no es solo producir bienes, servicios y riquezas, es sobre todo generar bienestar para todos sus ciudadanos”
La situación socio económica mundial acentuada por la pandemia del COVID-19, nos lleva a reflexionar sobre los cambios ocurridos en todos los países, y en particular en nuestra Nación, así como en los procesos de transformación que debemos iniciar para superar la situación actual y encaminarnos hacia un futuro más promisorio.

Se estima que se tomará de dos a tres años para recuperarse del impacto de la pandemia, que ha producido la suspensión de la producción de bienes y servicios, la disminución del intercambio comercial, la reducción en la demanda mundial de materias primas, la caída del consumo, el incremento del desempleo, un gran incremento en el gasto fiscal para enfrentar la crisis sanitaria y para otorgar subsidios y ayudas a la población y a las empresas, además de una disminución en los ingresos fiscales de los estados por la caída en la actividad económica.

Aunque en algunos meses se logre controlar o limitar los efectos de la pandemia, no se volverá a la “anterior normalidad “, se dice que vendrá una “nueva normalidad “, donde las actividades que logren reanudarse no serán como antes. Además, estará latente la amenaza del resurgimiento, o nueva oleada de un virus igual o una mutación del COVID-19.

Esto llevará a nuevas formas de trabajo, producción, distribución y comercialización de bienes y servicios. La demanda de la población probablemente se reoriente hacia bienes y servicios más relacionados con su salud y alimentación, reduciendo su interés por aquellos de carácter suntuario, de diversión y ocio; los viajes (transporte aéreo y marítimo) se limitarán a los estrictamente necesarios por motivos laborales o personales, afectando las demandas de bienes y servicios relacionados (combustibles, energía, etc.). Igualmente muchas empresas y organizaciones experimentaron, exitosamente, las modalidades de teletrabajo, mercadeo digital, distribución y entrega remota (delivery), incluso educación y clases a distancia, las cuales seguramente mantendrán, pues implican una reducción en los espacios de trabajo, que se traduce en disminución de costos de infraestructura, servicios públicos, servicios de mantenimiento, limpieza, seguridad, transporte, etc. y en consecuencia, una reducción en puestos de trabajo y costos indirectos.

A nivel nacional, las consecuencias de la pandemia agravaron la difícil situación que venía afrontando el país, reflejada en: la fuerte disminución del PIB, la caída en la producción y exportación de hidrocarburos (principal fuente de ingresos), la hiperinflación de los últimos años, la tremenda baja en la producción agropecuaria, la poca producción y exportación de otras materias primas y minerales (acero, aluminio ,hierro, bauxita, etc.), el bajo nivel de las reservas monetarias, la elevada deuda pública interna y externa, el limitado acceso al financiamiento nacional e internacional, el crecimiento en el nivel de pobreza de la población, las dificultades de acceso a la alimentación, servicios de salud, seguridad social y servicios públicos (agua, electricidad, gas, combustibles, telecomunicaciones), la migración de millones de ciudadanos que implicó la pérdida de recursos humanos capacitados, en especial de profesionales y técnicos menores de cincuenta años, y el acrecentamiento de la división y polarización política del país.

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Todo esto plantea un gran reto para volver a ser un país productivo.
Ser un país productivo no es solo producir bienes, servicios y riquezas, es sobretodo generar bienestar para a todos sus ciudadanos.

Sabemos que varias instituciones, grupos de análisis y partidos políticos, han elaborado planes sectoriales para el desarrollo del país, los cuales deben ser compartidos y analizados conjuntamente, para a través del consenso definir un único e integrado plan nacional, establecer acuerdos y estrategias de implantación del mismo, a corto y mediano plazo, con objetivos claros y metas realistas y cuantificables.

Para lograr esto se requiere establecer un sincero diálogo político, social y económico entre todos los sectores de la sociedad, que permita crear condiciones de confianza y garantías jurídicas para promover nuevas inversiones y lograr acceso a financiamientos, que apuntalen la exitosa ejecución del nuevo plan de desarrollo nacional.

Adicionalmente es fundamental la participación integrada de los mejores recursos humanos del país, que aporten sus talentos, conocimientos y experiencias, que se comprometan a trabajar con transparencia y eficiencia, despojados de intereses partidistas o grupales, en la gestión de las acciones del nuevo plan de desarrollo. Esto permitirá ganar la confianza de la sociedad nacional y de la comunidad internacional.

Los individuos propuestos y que acepten el llamado, deberán poder seleccionar a sus colaboradores inmediatos, en base a sus calificaciones, capacidades y competencias, sin ningún tipo de presión o influencias, para poder asegurar la eficiencia y efectividad de su gestión.

Una parte importante de estos actores deberán provenir y ser propuestos por instituciones independientes (académicas, científicas, gremiales, empresariales, sociales, religiosas) de reconocido prestigio y trayectoria, las cuales les brindarán apoyo y acompañamiento a su gestión.

La Cámara Petrolera de Venezuela (CPV) ha elaborado y puesto a la disposición del país, un levantamiento de la infraestructura existente del sector hidrocarburos, un plan estratégico, realista, para la recuperación a corto y mediano plazo del sector, recomendaciones para para la revisión y modificación del marco legislativo y normativo vigente, para facilitar la exitosa implantación del plan; ha presentado las capacidades y competencias del sector privado, afiliado a la CPV, que puede contribuir a la recuperación del sector, igualmente está en capacidad de proponer ejecutivos y especialistas, dispuestos a asesorar y/o participar en la gestión del sector hidrocarburos y conexo, en esta nueva etapa.

El nuevo plan nacional de desarrollo debe considerar la máxima participación del sector productivo privado nacional, para garantizar la sustentabilidad del mismo y la creación de empleo, de calidad, para nuestra población.

Si logramos la participación, compromiso e integración de los mejores y más capaces talentos y capital humano de nuestra Nación, trabajando con transparencia, siguiendo un plan realista, podemos iniciar una nueva etapa de crecimiento y desarrollo productivo del país, para el bienestar de todos sus ciudadanos.